domingo, 3 de julio de 2011

La Cajita

Me senté en el filo de su cama mientras ella buscaba algo en un cajón. Allí, bajo un montón de calcetines doblados, había una pequeña caja. Se sentó a mi lado y me la puso en las manos.

- Ábrela. – Dijo, simplemente.

Una entrada de cine cuya sesión no se podía leer, una arrugada nota de papel, un sobrecito de azúcar vacío con una cita célebre impresa y un envoltorio de chicle.

Aquel era su pequeño tesoro. La miré sin comprender y ella me devolvió la mirada. Me quitó la caja y una por una, fue haciendo pedazos las cosas.

Abrí la boca, confuso, pero fue más rápida.

- El amor es como la magia; a veces, puede ser tan sólo una ilusión.

Entonces, me pidió amablemente que saliera de su casa.

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